“Todo el tiempo tengo miedo.” es una frase que ya es familiar para mi
Y no me refiero al tipo de miedo que se puede explicar fácilmente. Es algo más silencioso, más íntimo. Un miedo que se esconde detrás de los ojos, que se queda pegado a la garganta, que camina contigo incluso en los días soleados.
A veces ni siquiera sé exactamente a qué le tengo miedo. ¿Es al futuro? ¿Es a las personas? ¿Es a este mundo que cambia tan rápido y que, paradójicamente, parece estancado en su propia oscuridad? Probablemente es todo eso al mismo tiempo. Vivir en un país como este, en una sociedad como esta, donde la violencia, la injusticia y el dolor se han vuelto parte de la rutina, me llena de un temor constante. Es como si la humanidad se hubiera acostumbrado a la crueldad... pero yo, simplemente, no puedo.
Mi corazón no ha aprendido a normalizar la maldad. Me duele ver cómo otros sí lo han hecho.
Cada vez que escucho las noticias, siento que el aire se vuelve más pesado y me paralizo . Veo rostros rotos, nombres que se apagan, historias que nunca debieron contarse así. Y no puedo evitar pensar: ¿y si soy yo la próxima? ¿Y si alguien que amo es quien ocupa el siguiente titular trágico?
Este miedo no me deja vivir en paz ;Vivir se siente como esperar constantemente un desastre. Como estar atrapada en un momento suspendido, en ese silencio tenso justo antes de la tormenta. Me siento como si fuera el “Día de la Cosecha”, como si estuviera esperando a que alguien saque un papelito con mi nombre para lanzarme a unos Juegos del Hambre que nunca pedí jugar. Y en esos momentos, me pregunto: ¿seré lo suficientemente afortunada esta vez? ¿O será que mi suerte ya se agotó?
Y es que hablar de suerte en estos tiempos parece ser lo único que nos queda.
Me duele la crueldad de la gente. Me lastima ver hasta dónde hemos llegado como sociedad. Me duele que la belleza de mi país quede eclipsada por su propia tragedia diaria. Aquí donde nací, crecí y soñé, también he aprendido a tener miedo de caminar sola, a mirar de reojo, a silenciarme, a esconder mis pensamientos, a contener mis emociones por mera supervivencia, aunque no dejo de preguntarme por qué el mundo es tan cruel.
Así que si estás leyendo esto, si alguna vez te has sentido así, solo quiero decirte: no estás sola.
En un mundo que nos obliga a endurecernos, conservar la ternura también es una forma de resistencia.
Y mientras tanto, solo espero que la suerte, al menos por hoy, esté de nuestro lado.
-Maria.
Dioos, no lo había pensado así. Reflexionare sobre eso.
Hola!! Me gustó tu forma de escribir y esas referencias a los Juegos del Hambre 👌🏻. Siento que me identifique con tus palabras porque el mundo en estos momentos, para mí, está pudriéndose, cada día una nueva guerra, cada día más personas son desaparecidas, cada día más feminicidios, y yo también siento miedo de ese futuro en especifico. Todos los días es levantarse y esperqr que tu familia siga intacta y que todos estén a salvo. Es cansado y desgastante tener miedo de todo lo que está pasando en el mundo.. En fin, me gustó tu escrito y espero leerte más seguido! 🤍